En un giro inesperado en el caso del asesinato de la influencer Catalina Gutiérrez, su amigo y compañero de universidad, Néstor Soto, confesó ser el autor del crimen. Catalina, de 21 años, fue encontrada sin vida en un descampado de Córdoba dentro de un Renault Clio, gracias a la señal de su celular. El cuerpo presentaba signos de violencia y había intentos de incineración.
Soto, de la misma edad y oriundo de Bariloche, se quebró durante su declaración ante la Justicia tras presentar varias inconsistencias en su relato inicial. Finalmente, admitió haberla matado, justificando su acto con la perturbadora frase: “Era el amor de mi vida”.
Catalina y Néstor estudiaban arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y compartían un grupo de amigos. A pesar de que Soto estaba obsesionado con Catalina, ella mantenía una relación amorosa con otra persona. La noche del miércoles, Catalina había salido con el auto de su madre para encontrarse con amigas en el Patio Olmos, pero nunca llegó a su destino. Soto la convenció de ir a su casa en el barrio Jardín, donde ocurrió el asesinato.
Según la autopsia preliminar, Catalina murió por asfixia por estrangulamiento, aunque también presentaba signos de golpes. Tras el crimen, Soto intentó deshacerse del cuerpo y las pruebas quemando el auto en un descampado.
El padre de Catalina expresó su profundo dolor y desconcierto ante el crimen, mencionando que Soto era un amigo cercano a la familia, quien frecuentaba su hogar y a quien nunca sospecharon. La familia de Catalina y su comunidad exigen justicia y esperan que Soto reciba la condena máxima.
Néstor Soto fue detenido inmediatamente después de su confesión y está imputado por homicidio simple, aunque no se descarta que la causa se agrave bajo el contexto de género, convirtiéndose en un caso de femicidio.
