Maggie Smith, una de las actrices más aclamadas de la escena británica, falleció a los 89 años, dejando un legado invaluable en el cine, la televisión y el teatro. Conocida mundialmente por interpretar a la profesora Minerva McGonagall en la exitosa saga Harry Potter, su carrera abarcó más de seis décadas de éxitos.
Smith fue reconocida con dos premios Oscar. El primero llegó en 1969 por su papel en The Prime of Miss Jean Brodie, donde encarnó a una profesora idealista. Años más tarde, en 1978, ganó un segundo premio de la Academia, esta vez como actriz de reparto por California Suite.
En la pantalla chica, destacó por su papel en la serie dramática Downton Abbey. Entre 2010 y 2015, interpretó a la Condesa Viuda de Grantham, papel que le otorgó dos premios Emmy y la consagró como una de las figuras más queridas por la audiencia internacional.
A pesar de su popularidad en series y películas, Maggie Smith enfrentó desafíos personales. En 2007, durante el rodaje de Harry Potter y el misterio del príncipe, fue diagnosticada con cáncer de mama. Aunque el tratamiento fue agresivo, nunca abandonó su compromiso con la saga. En entrevistas, relató que continuó filmando mientras recibía quimioterapia y luchaba contra la enfermedad.
A lo largo de su carrera, Smith trabajó en producciones teatrales de renombre, consolidándose como una de las actrices más versátiles de su generación. Sus colegas y fanáticos la describen como una persona dedicada y resistente, que siempre priorizó su pasión por la actuación, incluso en momentos difíciles.
La noticia de su fallecimiento fue confirmada por su publicista, quien aseguró que Smith murió pacíficamente, rodeada de sus seres queridos. Su partida deja un vacío en el mundo del espectáculo, pero su legado perdurará a través de sus inolvidables interpretaciones.