La inteligencia artificial (IA) llegó para quedarse. En los últimos años, la IA ha ganado terreno en diversas áreas y la educación no es la excepción. Entre sus herramientas más destacadas podemos encontrar ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI que permite generar respuestas coherentes a preguntas y ofrecer explicaciones detalladas sobre casi cualquier tema. Debido a su potencial, ChatGPT se ha convertido en una herramienta frecuente para muchos alumnos y esto genera una preocupación lógica en profesores y demás profesionales de la educación.
En conversación con estudiantes universitarios, la gran mayoría confesó utilizar ChatGPT u otras herramientas de IA con frecuencia. Sin embargo, su uso ha sido distinto según cada alumno.
Algunos, la menor cantidad, reconoce que utiliza ChatGPT para que le haga los trabajos e incluso han llegado a entregarlos sin cambiarles ni una palabra. Reconocen la falta de ética pero sostienen que, de esa manera, la IA los ayuda a sacarse de encima el trabajo y que en instancias de evaluación no podrán utilizarla. De todas maneras se verán obligados a estudiar.
Otro grupo de alumnos indicó que utiliza la IA solo como una herramienta para sus trabajos. Agilizan la búsqueda de información, obtienen respuestas instantáneas a sus consultas y, además, les sirve para estimular la creatividad a la hora de trabajar. De esta manera, la IA funciona como una especie de “navaja suiza” de internet que, si bien les facilita el trabajo, el mismo sigue quedando en manos de la capacidad propia del alumno. De esta manera, la integración de la IA en el ámbito educativo puede presentar ventajas tanto para los estudiantes como para los profesores.
Uno de los mayores beneficios de ChatGPT es su capacidad de proporcionar respuestas rápidas y claras a casi cualquier pregunta. Los alumnos pueden acceder fácilmente a información y explicaciones sin necesidad de esperar a una clase presencial o la respuesta de un docente. Además, la IA puede ofrecer explicaciones más sencillas o complejas, abordando las necesidades del estudiante de una manera personalizada y favoreciendo el aprendizaje autónomo.
Los profesores, por su parte, también pueden beneficiarse con esta herramienta. Mediante la IA pueden crear lecciones más dinámicas e interactivas, incorporando elementos innovadores que enganchen a los estudiantes. La IA puede ayudarlos a diseñar planes de clase, generar ideas para actividades didácticas y redactar ejemplos prácticos. Esto permitiría ahorrar tiempo que puede ser dedicado a la atención o la interacción con los estudiantes.
Mauro, profesor de historia en colegios secundarios y universidades, se muestra reacio a utilizar IA, sin embargo, indica que tanto él como sus colegas deberán adaptarse a esta herramienta y buscar nuevas maneras de enseñar en conjunto con las IA. Mauro dice poder detectar cuando un alumno entrega un trabajo realizado por ChatGPT por la falta de sentido crítico y “humanidad” de las respuestas. Es por eso que, en sus consignas, busca que los alumnos sean creativos y capaces de realizar análisis prácticos que ChatGPT no puede.
Es verdad que el uso de IA en el ámbito educativo también tiene sus contras, o desafíos a explorar, como la dependencia excesiva. Sería un problema que alumnos y profesores se vuelvan excesivamente dependientes de esta herramienta. Los estudiantes, al no profundizar por su cuenta en los temas, perderían la capacidad de investigar y desarrollar pensamiento crítico. Por su parte, los profesores podrían reducir su creatividad al optar por respuestas automáticas y no ajustarse a las necesidades específicas de cada uno.
Otro problema de ChatGPT es que, si bien es una herramienta poderosa, a veces genera respuestas incorrectas o imprecisas. Esto puede llevar a los alumnos a confiar en información errónea, problema agravado cuando estos ya perdieron la capacidad de verificar la veracidad de las respuestas por sí mismos.
Por último tenemos los desafíos éticos. La facilidad con la que los estudiantes pueden obtener respuestas y realizar trabajos completos con la ayuda de ChatGPT representa un riesgo para la integridad académica. Como plantea Mauro, los profesores deben aprender a integrar esta tecnología de manera que no sustituya la interacción humana ni desvalorice el trabajo intelectual.
En conclusión, los avances tecnológicos relacionados a la IA pueden ser muy beneficiosos para la educación, siempre que se utilice con responsabilidad. Es importante que las instituciones educativas reconozcan estas nuevas herramientas y planteen los desafíos de enseñar junto con la IA. La clave está en encontrar un equilibrio que potencie la educación sin que las nuevas tecnologías reemplacen el pensamiento crítico, la interacción humana y la capacidad de reflexionar, aspectos fundamentales del proceso educativo.