Giorgio Armani, el legendario diseñador italiano que transformó la moda con su visión innovadora y siluetas relajadas, murió este jueves a los 91 años en su residencia de Milán. La noticia fue confirmada por la casa de moda que lleva su nombre a través de un comunicado oficial.
Armani había estado ausente en los desfiles de junio debido a una enfermedad, cuya naturaleza no fue revelada. Tras cumplir 91 años en julio, había anunciado su intención de volver al trabajo en septiembre.
Para despedirlo, se instalará una cámara funeraria pública en Milán durante el fin de semana. Luego se celebrará una ceremonia privada, con fecha aún a definir.
Medio siglo al mando de su imperio
Hasta el final, Armani mantuvo el control creativo y empresarial de su firma, algo inusual en un rubro cada vez más concentrado por conglomerados internacionales. Su empresa facturaba más de 2.300 millones de euros anuales y Forbes estimaba su fortuna en unos 12.000 millones de dólares.
El rey que vistió a Hollywood
Sophia Loren, Julia Roberts, Anne Hathaway, Zendaya, Robert De Niro, Leonardo DiCaprio y Timothée Chalamet son solo algunos de los nombres que confiaron en su sello estético.
Su gran salto global se dio en 1980, cuando diseñó los trajes de Richard Gere para American Gigolo, película que lo catapultó al universo del cine y las alfombras rojas.
Armani revolucionó la sastrería masculina con sus trajes desestructurados y llevó esa filosofía al vestuario femenino: pantalones y blazers sobrios, adaptados al cuerpo de la mujer, sin caer en estereotipos forzados.
Instaló una nueva forma de vestir: cómoda, elegante, minimalista. Un lenguaje visual que marcó el siglo XX y sigue vigente.
Re Giorgio: más que un diseñador
Su legado no se limitó a la moda. Expandió su universo a la cosmética, los hoteles, la gastronomía y el diseño de interiores. Siempre bajo la misma bandera: el lujo sin estridencias.
Con su muerte, se cierra un capítulo fundamental en la historia de la moda. Pero su huella seguirá viva en cada pasarela, en cada prenda atemporal, en cada mirada al espejo.